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lunes, 18 de enero de 2016

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Hamburguesas (?) vegetarianas de batata y quinoa

En el horno gracias a Inés a las 21:54
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Pues esta receta llevaba tiempo rondándome la cabeza. He visto cosas parecidas por ejemplo aquí, aquí, aquí o aquí. Hay otras versiones que llevan huevo. Para cocinarlas, algunas se fríen, otras se hornean, otras las dos cosas (mi opción) y me han gustado tanto que no podía no compartir la receta.

Con ensalada de espinacas con vinagre de Módena
y un poco de yogur natural (perdón por la calidad de la foto)

Ingredientes [1]:

  • 1 batata mediana (no la he pesado, sorry, pero no era una cosa gigantesca ni diminuta)
  • 50g de quinoa seca (yo he usado roja, que era lo que había en casa)
  • El doble de volumen de agua de lo que ocupe la quinoa seca
  • 1 chalota (o media cebolla)
  • 1 diente de ajo no muy grande (salvo que el ajo te llame mogollón)
  • Sal, pimienta, cominos molidos, cayena en polvo (al gusto) [2]
  • Aceite de oliva

Preparación:

  1. Cocemos la quinoa según las instrucciones del envase (normalmente es el doble de volumen de agua que de quinoa, llevar a ebullición el agua, echar la quinoa, bajar el fuego y cocer tapado unos 15-20 minutos). Reservamos.
  2. Mientras, pinchamos la batata (con piel y todo) con un tenedor (varias veces, ¡libera tus tensiones apuñalando al pobre tubérculo!) y la metemos en el microondas unos 5-8 minutos. Si no tienes microondas, la puedes asar en el horno unos 40-50 minutos. O pelarla, picarla y cocerla hasta que esté tierna.
  3. Mientras la batata se hace, picamos la cebolla y la ponemos en una sartén con un poco de aceite para que se vaya haciendo despacito. 
  4. Picamos el ajo y cuando la cebolla esté transparente, se echa y se remueve todo durante un minuto. Añadimos el comino y la cayena a esta mezcla. Reservamos.
  5. En un bol, sacamos la carne de la batata y la "escachamos" un poco con un tenedor. Mezclamos con la quinoa cocida y la mezcla de cebolla y ajo. Salpimentamos.
  6. Precalentamos el horno a 180ºC y preparamos una bandeja con papel de horno y lo pintamos ligeramente con aceite.
  7. Formamos las falsas hamburguesas (hay que mancharse las manos) y las horneamos 18 minutos por cada lado (cuidado al darles la vuelta, que en este momento aún están tiernitas). Ahora se pueden comer ya (y congelar), pero están más buenas con el siguiente paso.
  8. Cuando ya están hechas, ponemos una sartén con un poquito de aceite y freímos las hamburguesas para que queden crujientes por fuera (aproximadamente 1-2 minutos por cada lado).

Y ya. A comer. Con yogur (o salsa de yogur con cosas --- tahini, limón, ajo, aguacate, etc.) están muy ricas.

[1] Con estos ingredientes salen unas 6 hamburguesitas pequeñas/medianas, como 2 por persona para una cena ligera. La próxima vez que haga, yo pienso doblar la receta y congelar algunas. Y sí, si véis las otras recetas enlazadas, en general las cantidades son el doble. Pero para probar, prefiero ir en cantidades pequeñas.
[2] Seguro que se le pueden poner otras especias según lo que te llame (jengibre, por ejemplo). Esto es muy al gusto de cada uno.

domingo, 5 de julio de 2015

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Pseudo Eton Mess con frambuesas y trocitos de merengue de chocolate

Allá por abril, se me ocurrió que este año, para mi cumpleaños, no quería tarta. Quería otra cosa. Algo fresquito, diferente y original. Así que pensé en un Eton Mess casero y diferente.

¿Que qué es el Eton Mess?, os preguntáis. Cito de la wikipedia:

"El eton mess es un postre de origen inglés consistente en una mezcla de fresas, trozos de merengue y nata, que se sirve tradicionalmente en el partido anual de críquet que se celebra el 4 de junio en el Colegio Eton contra los estudiantes del Winchester College. El plato ha sido conocido por este nombre desde el siglo XIX"

Ni yo soy el colegio Eton, ni lo sirvo el 4 de junio (sino el 5 de julio -- aunque mi cumpleaños fue el 23 de junio, temas de logística) ni mi versión se parece realmente a lo que sirven allí. De ahí lo de "pseudo".

¿Qué he hecho?, entonces. Pues he hecho mi relleno del tiramisú (sabayón casero + mascarpone + nata montada), con trocitos de merengue de chocolate y frambuesas. O sea, que es una especie de híbrido entre natillas y mousse, para adultos (llevan ron y el alcohol no desaparece) y con tropezones ricos.

Es una receta un poco más elaborada de lo habitual (porque tiene varios elementos), pero todo se puede hacer con antelación y merece la pena el poquito de esfuerzo.

Sexy dessert is sexy


Ingredientes:

Para los merengues de chocolate [1]:

2 claras de huevo (guardad las yemas para el sabayón)
2 cucharadas de cacao en polvo
50 g de azúcar
50g de azúcar glass

Para el sabayón:

4 yemas de huevo (2 de los huevos del merengue, dos extra -- las claras sobrantes se pueden congelar sin ningún problema y se pueden usar para financiers, macarons o cualquier otra cosa que se os ocurra)
50 g de azúcar
50 ml de ron [2]

Para la crema:

Sabayón
250g de mascarpone
200ml de nata
100g de azúcar
Frambuesas (frescas o congeladas)

Preparación:

Para los merengues de chocolate:

  • Precalentar el horno a 110ºC [3] y preparar dos bandejas de horno con papel de hornear.
  • Tamizar el cacao con el azúcar glas y reservar.
  • Batir las claras hasta que estén casi a punto de nieve.
  • Añadir el azúcar a poquitos, batiendo muy bien. Al final tienes que tener una mezcla brillante que mantenga la forma.
  • Incorporar la mezcla de cacao y azúcar glas con una espátula de goma y sin batir; con movimientos envolventes (algo se bajará, pero tampoco muchísimo).
  • Con una manga pastelera con boquilla circular recta (o con una bolsa de zip a la que se la cortado una esquinita como de 1cm de diámetro), hacer tiras de merengue en las bandejas del horno preparadas con papel. De hecho, basta con que hagáis tiras en una de las dos bandejas (como la mitad del merengue), en la otra podéis hacer mini-merenguitos (tamaño de una moneda de 1 euro, no más grandes que si no no se cocerán a tiempo).
  • Hornear 90 minutos. Apagar el horno y dejar enfriar dentro del horno caliente al menos dos horas (yo los dejé toda la noche).
  • Despegar del papel y cortar (o partir con las manos) en cachitos. Los mini-merengues no hace falta cortarlos, claro. Son para comer tal cual.
Trocitos a la izquierda, en la bolsa, listos para guardar.
Los del bol fueron para comer y decorar cupcakes.

Los merengues se pueden hacer hasta una semana antes (si el ambiente es seco) o varios meses (si se congelan).


Para el sabayón:

  • Poner una cazuelita con agua a hervir para hacer un baño María.

Disquisición: ¿Cómo es un baño María bien hecho?

La idea del baño María es cocinar lo que sea a 100ºC justos. Para eso, al fondo del bol en el que tengáis los ingredientes NO debe estar tocando el agua (ver esquema de la derecha). El vapor está a 100ºC pero el agua se puede calentar más de esa temperatura porque el calor latente de vaporización del agua es mucho mayor que su calor específico y, además, la temperatura de ebullición cambia según la concentración de sales disuelta (fenómeno que se conoce como "aumento ebulloscópico" y que vemos cada vez que echamos sal al agua de cocer pasta) y del grifo no sale agua destilada.

¡Y no hablemos ya de qué temperatura podría alcanzar la mezcla si el bol está tocando el fondo de la cazuela!


Además, conviene que el vapor no se escape por los bordes del bol. Así que es mejor una cazuelita pequeña y un bol grande que al revés. Como en la foto de la izquierda (no, no es mía, pero ésa es la idea).

Fin de la disquisición


  • Cuando el agua esté hirviendo (no antes, porfa, que el azúcar "cocina" las yemas) echar las yemas, el azúcar y el ron en un bol y batir con unas varillas.
  • Poner al baño María sin dejar de batir en ningún momento. En unos 3-4 minutos la mezcla habrá espesado y estará espumosa.
  • Quitar del baño María y seguir batiendo durante al menos otros 3-4 minutos mientras la mezcla se enfría. [4]
El sabayón se puede hacer hasta dos días antes (las yemas se cocinan al baño María, no hay mucho problema) conservándolo en la nevera. También se puede pasar a la preparación de la crema directamente, claro.


Para la crema y el montaje final:

  • Batir el sabayón con el mascarpone y la mitad del azúcar. Reservar.
  • Montar la nata (que debe estar muy fría) con la otra mitad del azúcar. 
  • Incorporar la mezcla de sabayón y mascarpone a la nata montada con movimientos envolventes, para evitar bajarla mucho.
  • Preparar el montaje en copas o en vasos, alternando capas de la crema con frambuesas y trocitos de merengue.
  • Servir frío (mejor dejar reposar toda la noche en la nevera, pero tampoco pasa nada si no).

Salen unas 6 copas "contundentes". En vasos de chupito (con una frambuesa o dos por vasito) probablemente diera para unos 24. Know your audience.

Y nada. Eso. Que lo disfrutéis.
--

[1] Es la mitad de la receta del merengue de la tarta Concorde de Pierre Hermé. Salen más de los necesarios, pero se pueden congelar o simplemente usar para acompañar el café o para picar (son muy adictivos).
[2] Sí, sé que el zabaglione tradicionalmente se hace con Marsala. Podéis ponerle el licor/espirituoso que os guste, pero a mí, para algo con frambuesas y chocolate, me pegaba ron (o cointreau, pero al tener más alcohol, sabe luego más a alcohol el sabayón -- y ya es bastante fuerte así). También se puede usar zumo de naranja sin ningún problema. Y le pega a esta receta tanto o más que el ron.
[3] La receta original del merengue requiere hornearlos a 120ºC pero con la puerta del horno ligeramente abierta. Pero como el horno de mi madre deja de calentar cuando la puerta está abierta (por cuestiones de ahorro energético) no pude hacerlo así. Y mi modo funcionó, así que podéis elegir método.
[4] El sabayón tal cual (recién hecho, aún tibio) se puede comer con fresas y es uno de esos postres decadentes y pecaminosos que... OMG. Pero vamos a hacerlo aún mejor.

sábado, 27 de abril de 2013

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Baci di dama

En el horno gracias a Inés a las 0:34
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Esta receta la tenía marcada desde que la leí en el blog de David Lebovitz (que es, para mí, uno de los "gurúses" de la cocina en general y de la repostería en particular). Y la tenía marcada porque es naturalmente sin gluten (aunque os pongo también una variación no apta para celíacos), y me parecía ideal para enviárselas a la prinzeza azul (M.) de Molinos, para celebrar San Huevo Frito. Al final, por cuestiones de logística, tuvo que ser un poco más tarde, pero sirvió para celebrar también la publicación del libro de Moli (¡yay!).

A lo que vamos. La receta es prácticamente idéntica a la que publicó David Lebovitz y no pensaba subirla precisamente por eso (de ahí que haya pocas fotos). Pero H@n me dijo que la subiera y dado que tengo algunas notas que igual os resultan útiles, pues nada, aquí estamos. En cualquier caso, para las fotos paso a paso, os recomiendo que os paséis por la entrada original, enlazada ahí arriba, al principio del todo.

Antes de pasar a la receta, tengo que explicaros qué son los Baci di dama. Para los que sepáis algo de italiano, sabréis que "baci di dama" se traduce por "besos de dama". Y son unas galletas muy crujientes de avellana sandwicheadas (¡alerta palabro!) con chocolate. El sabor es parecido a la nutella, pero con mucho más sabor a avellana (o eso, o yo me quedé corta con el chocolate). Y son distintas a cualquier otra galleta que yo haya comido en mi vida. Y conviene que lo tengáis en cuenta, porque aunque son riquísimas, llevan trabajo (sin ser difíciles) y si después de todo, resulta que no os gusta la textura... [1] Pues eso.



Ingredientes:

  • 140g de avellanas tostadas y molidas [2]
  • 140g de harina de arroz [3]
  • 100g de mantequilla en pomada
  • 100g de azúcar (gracias, María, por señalar el olvido)
  • 1/2 cucharadita de sal
  • Agua helada (quizás os haga falta, quizás no; a mí me hizo falta como os cuento un poco más abajo)

Ingredientes para el ganache: [4]

  • 60g de chocolate negro
  • 30g de nata para montar

Preparación:

  1. Mezclamos la harina de arroz con la sal y las avellanas.
  2. Añadimos la mantequilla en trozos y el azúcar.
  3. Amasamos hasta que logremos una masa suave. Si veis que no coopera, que no acaba de ligar más allá de la fase de textura como de arena mojada, hay que añadir agua helada cucharada a cucharada, amasando bien entre medias para no pasarnos con el agua.
  4. Dividimos la masa en cuatro y formamos rollitos largos de unos 2cm de diámetro.
  5. Refrigeramos un par de horas
  6. Precalentamos el horno a 160ºC y preparamos una bandeja de horno con papel de hornear.
  7. Sacando sólo un rollito de la nevera cada vez, hacemos bolitas de unos 5g de peso. Yo lo hice a ojo y me quedaron un poco demasiado grandes. Pensad que os tienen que salir unas 90 bolitas (a mí me salieron 78).
  8. Colocamos en la bandeja, sin dejar mucho espacio entre ellas, ya que no se extienden apenas (y sólo se aplanan por abajo durante el horneado; el objetivo es que queden como semiesferas)
  9. Horneamos entre 10 y 14 minutos (hasta que justo empiezan a tostarse).
  10. Dejamos enfriar totalmente antes de rellenar.


Preparación del ganache y montado final:

Un pequeño ejército de besos viajeros
  1. Picamos el chocolate más o menos finamente y lo reservamos en un bol que aguante el calor.
  2. Calentamos la nata hasta que esté justo a punto de hervir y la vertemos sobre el chocolate.
  3. Lo dejamos reposar un minuto y removemos sin batir hasta que se homogeinice. [5]
  4. Emparejamos las galletas por tamaños, poniendo la mitad boca arriba.
  5. Ponemos 1/2 cucharadita (aprox.) de ganache sobre cada galleta boca-arriba.
  6. Colocamos sus parejas encima y las dejamos reposar a temperatura ambiente hasta que el ganache cuaje (un par de horas)

Y sólo queda disfrutar. Para reviews, tendréis que preguntar a la Moli, a la princeza M., o a Yamane, que también recibió unas pocas por su cumpleaños.

[1] Le pasó a mi compañera de despacho, por eso os aviso.
[2] Podéis comprar las avellanas crudas, tostarlas en el horno a 190ºC unos minutos (hasta que empiecen a desprender aroma). Según salen del horno, las frotáis con un paño para que se desprenda parte de la piel y las dejáis enfriar. Una vez frías, con el accesorio picador de la batidora, las trituráis, pero ojo, no os paséis, que no queréis hacer mantequilla de avellana. Si no queréis tanta historia, podéis comprar las avellanas ya molidas y, o bien usarlas tal cual, o bien tostar un poco la harina en el horno.
[3] Yo usé harina de arroz glutinoso (y no, aunque tenga ese nombre no tiene gluten -- el nombre es porque es peguntosa), que era la que tenía en casa de cuando hice daifuku mochi. Si no encontráis harina de arroz, podéis usar harina de trigo normal y corriente (mismo peso) pero entonces NO serán besos aptos para celíacos. Ojito con eso.
[4] David Lebovitz usa chocolate fundido sin más, pero teniendo en cuenta la textura de las galletas, en mi opinión, el ganache va mejor.
[5] El ganache es un poco como magia, ya veréis, ya.


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