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viernes, 15 de marzo de 2013

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Leche de avena

En el horno gracias a Pétalo a las 13:32
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No pensaba subir esta receta porque no pensaba que le fuera a interesar a nadie. Pero como Gran Lagartitud me la pidió anoche y creo que también tenemos por ahí algún vegetariano que nos sigue y como estoy absurdamente orgullosa de haber descubierto que es así de fácil de hacer, me he animado a compartirla con el mundo. Además, para tomarla como un simple batido es muy rica y muy saludable.




La avena es una gramínea increíblemente completa y muy interesante de incluir en nuestra alimentación. A mí me encanta usarla en galletas, muesli, o unas simples gachas para desayunar. Es rica en proteínas, grasas insaturadas (las buenas), acido linoleico y vitaminas y minerales. Hidratos de carbono de fácil absorción (mucha energía útil), sodio, potasio, calcio, fósforo, magnesio, hierro, zinc y cobre. Vitaminas B1, B2, B3, B6 y E. Como véis un pedazo de combo. También tiene mucha fibra si la tomáis en copos, en esta receta la fibra se queda fuera, sorry. Tiene un poco de gluten así que no es apta para celíacos pero si para intolerantes a la lactosa, o alérgicos a la leche. Wikipedia dixit.

La cuestión es que llevo tiempo dándole vueltas a la idea de dejar la leche. No es mi intención convencer a nadie ni entrar en debates, pero lo cierto es que opino que la leche en si no es algo especialmente saludable. Me parece que tomar leche es algo como un poco autoimpuesto. No es una necesidad natural, el calcio se encuentra en multitud de alimentos en muchisima mayor cantidad. Dejando aparte que tiene muchísimas calorías y grasas animales. Ultimamente miro las calorías de todo y resulta que un vaso de leche entera tiene más o menos las mismas calorías que un paquete de palomitas de estas que parecen risis grande. Y además es que no me sienta especialmente bien. Así que llevo tiempo intentando dejarla. Dificil, porque me fascinan el queso y la mantequilla. Y el café. Que así de buenas a primeras uno piensa que la leche es muy fácil sustituirla pero nada de eso. Aunque no seas fan de la leche, la tomas indirectamente en muchas cosas. Y quien más o quien menos se toma de vez en cuando una taza de leche con cereales, con colacao, con miel...y sustituir, ya no la leche de vaca, sustituir esos rituales es dificil. Por ejemplo, si eres fan del café con leche, qué le echas al café para que no sea tan negraco? Dificil, dificil, todo un reto personal. Había probado las tipicas leche comerciales, arroz, soja, avellanas, y la que más me gustaba de todas era la de avena. Cuando la tomas sola parece un batidito suave o una horchata. Cuando se la pones al café le da un toque muy bueno. Y anoche me la tomé con miel y parecía que estaba tomando leche normal, porque sabía a miel y la textura era identica a la de la leche entera.

¿Cuál es el problema de estas leches comerciales? Que son CARAS. Pero caras de narices. El último tetrabrik que compré me costó 2,49 euros y fue el más barato que encontré con diferencia. Así que estaba un poco atascada hasta que Inés me dijo que era muy fácil hacerla en casa. Y ahí estuve investigando hasta que ayer me animé y la hice. Y estoy ENCANTADA con el resultado. Sale baratísima y está deliciosa. En serio, aunque no queráis dejar la leche deberíais probarla.

 Ingredientes.

- Una taza de copos de avena.
- Tres tazas de agua mineral.
- Una pizca de sal.
- Dos cucharadas de azúcar (yo usé azúcar moreno)
- Dos cucharaditas de extracto de vainilla (opcional)

El procedimiento es bien sencillo. Ponemos los copos de avena a remojar en el agua durante aproximadamente una hora. Pasado este tiempo lo ponemos en el vaso de la batidora americana (supongo que con una batidora de inmersión también saldrá) y trituramos. Una vez triturado solo queda filtrar los trocitos de avena. Yo lo hice primero con un colador muy fino, pero quedaron pizquitos. Así que lo volví a filtrar con un trapo limpito y finito. Una vez filtrado todo, añadís la sal (para potencias el sabor de la avena), el azúcar (también podéis dejarlo sin azúcar y echaros la que queráis al servir) y el extracto de vainilla y mezclais bien. Y ya está, lista para tomar. ¿Fácil, o qué?

Bueno, falta un paso que yo hice pero es opcional. Todavía estoy investigando las cantidades, y la textura deseada puede ser un poco al gusto de cada uno. Si os queda demasiado aguada (a mí me pasó, pero es que empecé con muy poca avena ) solo tenéis que añadirle más y repetir el proceso. Si os queda demasiado espesa (a mí me pasó, porque al ir a corregir me pasé), pues al final le añadís un poquito de agua y ya está. Es muy fácil de corregir. De hecho es mejor que os quede espesa que si queda aguada que no estaba nada buena. Yo la dejé como si fuera leche entera.



A ver si os animáis, que está chupada y es muy sana.
PD: Con los restos de avena que quedan tras filtrar parece ser que pueden hacerse patés vegetales, o inculso hamburguesas. Yo voy a intentar hacer esto último, total, no hay nada que perder!






lunes, 21 de mayo de 2012

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Receta invitada: Tarta de queso

En el horno gracias a Cook Actually a las 10:00
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Buenos días, hoy tenemos nueva receta invitada de la mano de Inner Girl. A pesar de lo que ella indica más abajo en la receta, servidora ha sacado foto de la tarta terminada del twitter de su autora y la tenéis sobre estas líneas. Disfrutad y salivad.

Os mando esta recetilla MUY FÁCIL que he publicado en el blog.

Como todo lo que hago yo, es sencillísimo y a prueba de torpes. Además está muy rica, es rápida y cualquiera la puede hacer. :)

Se trata de una TARTA DE QUESO.

Llevo tiempo buscando la receta de la tarta de queso perfecta, y hasta la fecha, esta es la que más se acerca a la perfección (aunque sigo buscando). Así que de momento me quedo con ésta, y está tan rica y es tan fácil que TENGO que compartirla.

Se necesita:
  • Un paquete de galletas María, que son unos 200 gramos.
  • Mantequilla, aproximadamente unos 50 gramos.
  • Una tarrina de queso mascarpone, suelen ser de 250 gramos.
  • Medio litro de leche, más o menos dos vasos.
  • Azúcar, unos 130 gramos.
  • Dos sobres de cuajada.
Como una imagen vale más que una lista de ingredientes...

La leche que utilizo para los postres normalmente es entera, pocas veces uso semidesnatada (que es la que tomamos en casa), pero supongo que da igual. Las galletas suelo usar las María, pero algunas como las Digestive hacen el papel. La tarrina de mascarpone de la foto es una grande, así que le he puesto la mitad del queso, pero se pueden encontrar tarrinas más pequeñas y entonces se pone toda la tarrina y andando. La mantequilla que uso es sin sal pero entiendo que es indiferente.

Bueno, al lío...
  1. Hacemos una base de galletas para la tarta. Para eso trituramos muy bien las galletas. Se puede hacer con las manos o con un tenedor; pero yo utilizo una picadora, que las tritura enseguida y las deja muy homogéneas.

  2. Derretimos un poco la mantequilla en el microondas y la mezclamos bien con las galletas trituradas.

  3. Cuando esté la mezcla hecha, la ponemos en un molde. En mi caso, es uno desmontable de silicona con la base de cerámica, muy útil, de unos 24 centímetros de diámetro.


  4. Aplastamos la galleta para hacer una base firme. Se puede usar por ejemplo una cuchara para ir compactando y unificando la base.

  5. Cuando la base esté hecha (las distintas tonalidades que se ven en la foto es porque ahí quedaba un poco de mantequilla de más, pero no pasa nada), metemos el molde en el frigorífico para que la mantequilla se enfríe mientras y la base se compacte un poco más y luego aguante mejor.


  6. Para la tarta en sí, ponemos el resto de ingredientes (el queso, la leche, el azúcar y la cuajada) en una batidora, y batimos bien hasta crear un semilíquido blanco homogéneo (tiene la textura de un yogur líquido, por el queso).


  7. Ponemos la mezcla en un recipiente apto para el microondas y lo ponemos allí 5 minutos a potencia 600W.

  8. Cuando el microondas pite, sacamos el recipiente con cuidado para no quemarnos las manos. Ahora el semilíquido ha cogido más cuerpo, ha creado una capa espumosa y no está tan blanco, empieza a estar ligeramente amarillo (aunque puede que no se note mucho, y luego sí que es verdad que no se nota nada).

  9. Con una cuchara se mueve un poco para homogeneizarlo de nuevo (pero seguirá quedado espuma en la superficie), y la mezcla se vierte con cuidado en el molde, encima de la galleta.

  10. Se deja enfriar un poquito y se mete en la nevera para que cuaje, como mínimo 2 - 3 horas.

  11. Y ya está.
En mi caso, aunque es verdad que en dos horas ya está cuajada, me gusta dejarla de un día para otro, porque el primer día le saco más gusto a leche/cuajada que al queso. Cuantos más días pasen, más sabe a queso y en mi opinión más rica está.

Hay quien a las tartas de queso frescas de este tipo le pone cobertura de mermelada de frutos rojos y cosas así, pero a mí me gusta así, no le pongo nada. Sólo la base de galleta y la tarta en sí de queso, que es a lo que vamos.

Pero para quien quiera hacerlo (que este es un país libre y yo no juzgo a nadie), cuando esté fría la tarta -y cuajada-, se bate medio bote de mermelada de frutos rojos con agua (según la textura que se desee) y se reparte por encima de la tarta creando una capa.

Como he dicho, es fácil, manchas poca cosa (lo imprescindible, vaya) y es un éxito SEGURO. Espero que os guste, la hagáis y luego me digáis qué tal, claro. ;)


______________

NOTA: Obviamente, esta maravilla no se me ha ocurrido a mí. La receta original la encontré en este enlace.

RE-NOTA: La tarta está en la nevera, así que no he puesto foto del resultado final porque aún se está gestando, la subiré cuando la desmolde y antes de que desaparezca, jijiji...

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