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lunes, 13 de agosto de 2018

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Bizcochitos de chocolate, romero y aceite de oliva

En el horno gracias a Inés a las 16:33
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¡He vuelto! ¡¡HE VUEEEELTO!!

(o algo)

Eso. Que vuelvo para dejaros una receta de unos bizcochitos que usan aceite de oliva virgen extra (AOVE) como su fuente principal de grasa (no la única). No son aptos para intolerantes a la lactosa porque llevan un poco de mantequilla y yogur. Pero no se trata de eso en este caso. Se trata de jugar con la combinación de sabores chocolate, AOVE y romero. Que sí, que puede sonar sorprendente pero no lo es en absoluto. Las notas florales de los tres elementos juegan muy bien entre sí, y se realzan. Merece la pena probarlos.


Bueno, paso ya a la receta.

Ingredientes:

  • 200g azúcar blanco
  • 225g harina
  • 150g AOVE [1]
  • 45g mantequilla
  • 4 huevos
  • 1 yogur [2]
  • 150g chocolate negro 52% cacao (el típico de repostería -- en particular, la marca blanca de Lidl está muy bien para esto, a mí me gusta mucho más que el Nestlé postres y es más barato)
  • 1 cucharadita de levadura química tipo Royal
  • 1 cucharadita de sal
  • 1/2 cucharadita de bicarbonato
  • Ralladura de medio limón
  • 2 cucharaditas de romero seco [3]
  • Azúcar adicional para espolvorear [4]

Preparación:
  1. Precalentar el horno a 180ºC. Preparar un molde de muffins con pocitos de papel.
  2. Picar el chocolate no muy fino (a cuchillo), conservando también las virutillas que se formarán. De ese modo la distribución de chocolate será más interesante, encontrando desde trozos medianos derretidos como escamitas repartidas por la masa. Reservar.
  3. Mezclar la harina con la levadura, la sal y el bicarbonato. Reservar.
  4. Fundir la mantequilla y reservar.
  5. En un mortero, machacar el romero con un poco del azúcar y la ralladura de limón. La idea es impregnar los sabores y repartirlos. Si tenéis molinillo de café, os irá de perlas. Pero yo no tengo, así que uso el mortero. No hace falta moler el romero, sólo hacerlo un poco más chiquitillo y, eso, que todo se combine.
  6. Unir estar mezcla al resto del azúcar, añadir los huevos y batirlo todo junto unos cinco minutos con las varillas eléctricas. Queremos que los huevos dupliquen/tripliquen su volumen, se blanqueen y tengan una textura espesa.
  7. Incorporar el aceite y la mantequilla fundida en hilo fino y sin dejar de batir, para que se emulsione correctamente.
  8. Con una espátula de goma y sin batir (usando movimientos envolventes), incorporar 1/3 de la mezcla de harina reservada. Luego, incorporar 1/2 yogur. Repetir alternando acabando con la harina.
  9. Cuando ya no queden restos de harina, incorporar el chocolate.
  10. Repartir en los pocitos de magdalenas llenándolos más o menos hasta 3/4. Con estas cantidades a mí me han salido 16-18, con los moldes bastante llenitos. Espolvorear una puntita de azúcar por encima.
  11. Hornear unos 25 minutos, hasta que estén dorados y al pincharlos con un palillo, éste salga limpio.
  12. Dejar enfriar sobre una rejilla (pero estos se pueden comer calientes).

[1] Que sea un aceite que os guste de sabor. No muy picante, mejor más floral.
[2] Yo uso yogur griego porque es el que tengo en casa. Tiene más grasa y más proteínas que el normal. Pero podéis sustituir por otro normal sin más problemas.
[3] Si hubiera encontrado fresco, habría preferido fresco. Picado muy finito y sin necesidad de pasarlos por el mortero. Pero no he conseguido.
[4] Yo he usado un azúcar moscovado ecológico que encontré en Aldi que tiene cristales gordos y eso ayuda a que la textura final tenga más interés. Pero vale azúcar blanquilla normal y corriente.

PS: Los que me seguís en redes sociales ya sabéis lo que pasó a continuación. Con la humedad y el calor gaditano, para la noche habían perdido el crujiente en la parte de arriba. Y decidí darles un golpe de horno para recuperarlos.

Un golpe.

Un golpecito.

Cuatro minutos después de meterlos, habían pasado de esto:


A esto:


No seáis como yo. No seáis gilipollas. Dejadlos brillar.


Pero no os preocupéis, que en menos de 1h tenía ya otra hornada lista (aún me queda masa en la nevera para los 4-5 extra) y hoy en el hospital me han querido mucho.

jueves, 13 de julio de 2017

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Galletas de vainilla simples (falsas "punitions")

En el horno gracias a Inés a las 23:12
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Las punitions® son unas galletas de la panadería Poîlane (en París). Son galletas muy sencillas, con 4 ingredientes (mantequilla, azúcar, harina y huevo) pero absolutamente deliciosas. Su nombre es un guiño y no son pocas las abuelas parisinas que amenazan a sus nietos con castigarlos y acaban dándoles una de estas galletas.

Pero.

¿Realmente hay un pero? Sí. Son galletas de rodillo y cortapastas.

Y eso tiende a darme pereza. Como ayer, que decidí que no, que tenía que haber una forma menos engorrosa. Y las hibridicé (alerta palabro) con unas sugar-drop cookies (galletas típicas americanas estilo libre). El resultado son unas pastitas de té adorablemente bonitas, riquísimas y altamente adictivas que cualquiera puede hacer. En serio. Cualquiera.

Eso que brilla no es purpurina, es el azúcar

La receta original es de Dorie Greenspan en el libro Paris Sweets (mi ejemplar está en Madrid), pero la técnica que he usado para hacer la masa es más parecida a la de Smitten Kitchen (recetatécnica).

Ingredientes: (para 34 galletas de unos 3cm de diámetro)

  • 140g de mantequilla sin sal (puede estar fría)
  • 125g de azúcar blanco + azúcar blanco adicional para recubrir las galletas antes de hornear
  • 1 huevo
  • 260g de harina
  • 1 cucharadita de pasta de vainilla o las semillas de 1/2 vaina de vainilla (se puede usar extracto u omitir pero merece la pena)
  • 1/2 cucharadita de sal

Preparación:

  1. En el accesorio picador de la batidora (si tenéis food processor mejor, pero esto vale) ponemos el azúcar (primero), la mantequilla, la sal y la vainilla. Vamos dándole poco a poco para que la mantequilla se vaya integrando con el azúcar. En menos de un minuto lo deberíais tener más que de sobras (ya lo veréis).
  2. Cuando se haya integrado, incorporamos el huevo y volvemos a batir/triturar.
  3. En un bol aparte (porque no me cabía en el accesorio picador) incorporamos la harina usando una espátula de goma.
  4. Si hace mucho calor (como ayer en mi casa) refrigeramos unos 30 minutos. Mientras tanto, precalentamos el horno a 180ºC y preparamos una bandeja de horno con papel de hornear o silpat.
  5. Formamos bolitas con la masa (yo las hago con una cuchara de helados, llena justo al ras de la semiesfera y luego divido cada semiesfera en dos mitades que redondeo entre las manos) y las pasamos por azúcar.
  6. Colocamos en la bandeja preparada y aplastamos (con el culo de un bol, por ejemplo) hasta un grosor de aproximadamente 0,5cm.
  7. Horneamos 15 minutos (como veis en la foto quedan muy blanquitas por arriba pero doradas por abajo).
  8. Dejamos enfriar en una rejilla (seguro que también están ricas calientes, pero yo ayer no probé).

Y nada. Espero que disfrutéis este híbrido. En mi casa ya van a ser de la rotación habitual, porque me parece que van bien con todo (té, café, helado, frutas, nata, chocolate...), son sencillísimas y a mí me han encantado. Y visto que en el hospital me han pedido que haga más, muchas más, que ellos me pagan los ingredientes... Yo diría que mi opinión no es una anomalía.

viernes, 25 de octubre de 2013

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Bizcocho de calabaza y nueces

En el horno gracias a Yamane a las 11:56
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Holaaaaa... sí, estoy aquí. No he muerto. Bueno, los de túiter ya me tenéis muy vista :P

¡Otoño! Tiempo de fresquete, lluvia, guisitos ricos y... ¡calabazas!



Hoy os traigo una receta de bizcocho. Por supuesto, no estaba planeado subirla, así que ni fotos del proceso ni ná. Pero os prometo que es una receta que merece la pena. Es fácil de hacer y el bizcocho queda húmedo y jugoso... vamos, de morirse de rico.


Ingredientes:

  •     250 gr de calabaza asada (se pesa DESPUÉS de asarla, porque pierde agua en el proceso)
  •     250 gr de harina
  •     250 gr de azúcar moreno
  •     1 sobre de levadura química
  •     3 huevos
  •     1/2 vaso de aceite de oliva suave
  •     nueces picadas (esto al gusto, a mí me gusta encontrarme algún trocito de vez en cuando, pero no todo el rato, porque me cansan; también se pueden poner enteras, si lo preferís)

Preparación:

  1.     Asar la calabaza. Yo la pongo cortada en dos o tres trozos, depende de lo alargada que sea, y al horno a 180ºC hasta que la veo hecha, no recuerdo cuánto tardó, pero no más de media hora.
  2.     Batir los huevos junto el azúcar.
  3.     Añadir el aceite y la calabaza templada y mezclar bien.
  4.     Añadir la harina y la levadura.
  5.     Añadir por último las nueces picadas.
  6.     Meter en el horno precalentado a 190º. Como siempre, cada horno es un mundo, pero echadle en principio 35 minutos, y a partir de ahí, vigilad pinchando con un palillo o brocheta metálica. Yo a los 35m tuve que taparlo y dejarlo un buen rato más, porque se me iba a quemar por arriba y por dentro no estaba hecho. Usé un molde algo estrecho y alto, todo hay que decirlo.

¡A disfrutar!


(Receta sacada de http://enminubedeazucar.blogspot.com.es/2013/02/bizcocho-de-calabaza-y-nueces.html)

domingo, 13 de octubre de 2013

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Blondies de limón y coco con chocolate blanco

En el horno gracias a Inés a las 21:07
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¿Blondies? –Diréis– ¿Qué es eso? ¿Otro palabro que me tengo que aprender?

Esto son blondies
Los blondies son los primos rubios de los brownies. Son dulces sin levadura, que tratan de imitar la textura de los brownies pero sin el chocolate fundido en la masa que da a los brownies su textura y su color marrón[1]. Y los de hoy, lo logran. Maravillosamente (dijo ella, mientras se comía dos para cenar).

Muy fotogénicos no son. Esto es lo mejor que he sabido hacer


Sin más preámbulo, os dejo la receta[2]. Fácil, rápida y muy resultona. Por supuesto, os tienen que gustar los ingredientes principales, porque estos blondies saben a coco, a limón y a chocolate blanco.

Ingredientes:
  • 125g mantequilla
  • 200g azúcar
  • 2 huevos
  • 125g harina
  • 45g coco seco rallado/en polvo
  • Ralladura de 1 limón
  • 30ml zumo de limón (algo menos de 1 limón, pero depende del limón)
  • 1pizca de sal
  • 140g chocolate blanco picado en trozos medianos (más grande que las gotas típicas, pero no gigantes)
  • Un poco de coco adicional para espolvorear por encima (opcional)
Preparación:
  • Precalentar el horno a 180ºC.
  • Preparar un molde cuadrado de 20cm con papel de horno, dejando sobrante por los lados para facilitar el desmoldado. No hace falta engrasarlo, que la receta ya lleva mantequilla de sobra.
  • En un bol, frotar el azúcar con la ralladura para desprender aroma. Reservar.
  • En otro, mezclar la harina con el coco y la sal. Reservar.
  • Fundir la mantequilla en un cazo a fuego medio.
  • Cuando esté derretida, apagar el fuego y añadir el zumo de limón y el azúcar.
  • Incorporar los huevos uno a uno, sin batir en exceso.
  • Añadir la mezcla de harina y coco y luego el chocolate blanco.
  • Verter en el molde, espolvorear con el coco adicional y hornear unos 20-25 minutos, hasta que esté dorado y al pincharlo con un palillo, éste salga limpio.
  • Dejar templar y desmoldar usando el papel para levantar los blondies del molde.
  • Cuando estén fríos, cortar en cuadraditos (yo hago 16 trozos), y disfrutar :)


[1] En un libro del año de la pera de mi madre, sale una receta para hacer "marroncitos". Una lástima que no arraigara, la verdad.
[2] Es una modificación de ésta, en la que hago sólo la mitad, reduzco un poco la cantidad de azúcar y añado el chocolate blanco. ¡Oh! Y reordeno la forma de incorporar los ingredientes. Vamos, que hago lo de siempre con las recetas: hacerla a mi modo.

miércoles, 24 de abril de 2013

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Muffins de fresa y ricotta

En el horno gracias a Inés a las 9:00
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Lo prometido es deuda y aquí la receta de muffins primaverales que os prometí el otro día.



Estos muffins los hago todas las primaveras, en cuanto el fresón empieza a estar razonable de precio porque siempre salen buenísimos y, para mí, concentran la felicidad primaveral en un formato compacto (y razonablemente sano). Son unos muffins súper tiernos y ligeros, jugosos y con el sabor reconcentrado de las fresas al haberlas cocinado. Son de mis favoritos, la verdad.


Sé que congelan estupendamente (porque lo he hecho) y, aunque normalmente no los envío por correo por lo tiernísimos que son (y porque me fío poco de las fresas), ésta vez he probado. Y aquí estoy comiéndome las uñas pensando si llegarán bien o no. [1] Cuando tenga noticias del destinatario, avisaré oportunamente de si son aptos o no para el envío. En cualquier caso, si los hacéis, os aviso de que es difícil resistirse al olor. Y no me sorprendería nada de que os comierais dos o tres aún templados del horno.

El libro del que saqué la receta [2], aparte de ponerles más azúcar, sugiere servirlos con una crema inglesa. Pero ni os molestéis, la verdad. No merece la pena. Mucho mejor desayunarlos un día de esos que empiezan torcidos, quizás de camino al curro. Así, hasta los lunes empiezan mejor.


Ingredientes (para 12 muffins):


    • 260g de harina
    • 2 cucharaditas de levadura
    • 1/2 cucharadita de sal
    • 1/2 cucharadita de bicarbonato
    • 200g de fresón picado en trozos pequeños (no diminutos, no sé, en torno 1cm o 1.5cm)
    • 160g de azúcar (más algo de azúcar adicional para espolvorear)
    • 250g de ricotta (la receta original sugiere yogur y también salen genial)
    • 1 huevo
    • 100ml de aceite de sabor neutro (yo suelo usar de oliva suave o de girasol)
    • 1/2 cucharadita de extracto de vainilla
    • 1 cucharada de vinagre (yo recomiendo de manzana mejor que de jerez) [3]



    Preparación:


        1. Precalentamos el horno a 180ºC. Preparamos un molde con pocitos de papel y/o lo engrasamos ligeramente.
        2. En un bol, mezclamos todos los ingredientes secos (harina, levadura, sal y bicarbonato) y las fresas. [4]
        3. En otro bol, batimos el resto de ingredientes hasta homogeneizar.
        4. Incorporamos los ingredientes secos a los húmedos con una espátula y sin batir. Como siempre digo, mejor que queden algunos rastros de harina que no pasarnos batiendo.
        5. Repartimos en los moldes, espolvoreamos un poquito de azúcar encima de cada uno y horneamos 20-25 minutos (hasta que estén dorados y al pincharlos con un palillo, éste salga limpio).
        6. Dejamos templar [5] y desmoldamos. 


      Pues nada, eso es todo por hoy. Pero no he acabado ni de lejos con las recetas pendientes.


      [1] Los de limón también viajaron, pero de esos me fío más, la verdad. Al no tener nada húmedo expuesto (salvo la lemon curd, que es una conserva), no creo que corran el riesgo de llegar con "pelito". Con las fresas, nunca se sabe, igual me juegan una mala pasada.
      [2] Libro hortera donde los haya, pero las recetas son muy decentes en general.
      [3] El vinagre nos interesa sobre todo si usamos ricotta, para que reaccione con el bicarbonato. Con el yogur, hace menos falta (que ya es ácido), pero tampoco está de más y no se nota en el sabor.
      [4] Al mezclar las fresas con la harina, evitamos que se nos vayan al fondo del todo durante el horneado.
      [5] En este caso, lo de dejarlos enfriar es porque las fresas básicamente se funden en el horneado y, si no esperamos, podemos aplastar los muffins un poco. Tampoco os vais a morir por esperar un poco, ¿no? Y sí, sé cómo huelen, no hace falta que vengáis a contármelo. Si no vais a esperar, que sepáis que con helado de vainilla o con nata montada (de la de verdad, no la de spray) están de morirse. Pero, como ya os he dicho, no les hace falta ningún adorno.


      domingo, 21 de abril de 2013

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      Muffins de limón y chocolate blanco

      En el horno gracias a Inés a las 23:32
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      Por unas cosas o por otras, llevo mil sin postear. Lo siento. Pero he decidido redimirme y quiero subir las mil millones (¿exagerada yo?) de recetas que tengo pendientes en las próximas semanas. Espero que mis co-bloggers no me maten por ello.



      Para empezar, unos muffins un poco especiales [1]. No porque sean complicados, sino porque la combinación de sabores (limón y chocolate blanco) no es habitual. ¡Aunque debería serlo! Porque está buenísima.


      Un par de recomendaciones antes de pasar a la receta:

      1. Como para todos los muffins, una vez que incorporamos los ingredientes secos a los húmedos, no conviene pasarse removiendo. ¿Por qué? Porque si lo batimos o lo removemos en exceso, se acaba formando gluten, haciendo que los muffins resultantes queden más gomosos y firmes, que no es lo que buscamos. Queremos muffins tiernitos y con un ligero crujido en la parte de arriba (o muffin top), de ahí que para mucha gente la parte de arriba sea su favorita.
      2. Para evitar que tengáis que limpiar el horno, no hagáis como yo y poned un poco de papel de aluminio debajo del molde de magdalenas que utilicéis (que sobresalga por los bordes). Trust me, lo agradeceréis.

      Y ya, sin más, pasamos a la receta. 

      Ingredientes (para 12 muffins hermosotes):
      • 100g de mantequilla fundida
      • 250g de harina
      • 1 cucharadita de levadura [2]
      • 1/2 cucharadita de sal [2]
      • 1/2 cucharadita de bicarbonato [2]
      • 2 huevos
      • 150g de yogur (o, si no queréis gastar un yogur y un poquito, 125g de yogur + 25g de leche)
      • 150g de azúcar
      • Ralladura de 1 limón
      • Zumo de 1 limón pequeño
      • 120g de chocolate blanco (en gotas o picado)
      • Lemon curd (menos de 1/2 cucharadita por muffin)

      Preparación:

      1. Precalentamos el horno a 200ºC. Preparamos un molde de 12 magdalenas con pocitos de papel o lo engrasamos muy bien. [3]
      2. En un bol, mezclamos la harina con la levadura, la sal, el bicarbonato y el chocolate blanco. Reservamos.
      3. En otro bol, batimos el resto de ingredientes hasta homogeneizarlo. No os molestéis en sacar las varillas eléctricas, para una receta de muffins nunca merece la pena. Un poquito de brazo y en un minutillo, listo.
      4. Incorporamos los ingredientes secos a los húmedos con una espátula, sin batir. No os preocupéis si quedan algunos restos de harina sin incorporar, mejor eso que pasarse.
      5. Repartimos en los pocitos.
      6. Sobre cada muffin, vertemos algo menos de 1/2 cucharadita de lemon curd, que se caramelizará durante el horneado (y probablemente, parte se salga --- a mí me pasó, por eso lo de poner papel de aluminio debajo). [4]
      7. Hornear unos 18-20 minutos, hasta que estén dorados y al pincharlos con un palillo o cuchillo afilado, éste salga limpio.
      8. Dejar templar antes de desmoldar, que las quemaduras de caramelo son muy chungas y la lemon curd es básicamente caramelo con sabor a limón al salir del horno)




      Y nada, eso es todo. En un par de días, otra receta de muffins muy primaverales.

      Sí, los próximos, esos que se intuyen alrededor de los de limón

      [1] Lo habréis notado en el post, pero para mí, "muffin" es masculino. "Cupcake", por otro lado, es femenino en mi mente. My mind works in misterious ways. Y sí, muffin. Que no es lo mismo que magdalena ni en preparación, ni en ingredientes, ni en textura, ni en nada. Que todo (incluyendo las cupcakes) tenga la misma forma (más o menos) y se haga con los mismos pocitos y en el mismo molde no significa que sean lo mismo.

      [2] En realidad, la levadura, bicarbonato, sal y especias van siempre a ojímetro en mis recetas. Pero se corresponden más o menos a esas cantidades.

      [3] En mi caso, como he usado unos pocitos más bajitos de lo habitual, he engrasado el molde por si acaso. Y menos mal. Porque si no, a ver quién hubiese podido desmoldarlos.

      [4] Si no tenéis lemon curd, podéis espolvorear un poquito de azúcar por encima. No serán tan de limón, pero quedarán ricos igual.







      domingo, 24 de marzo de 2013

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      Baklavas

      En el horno gracias a Pétalo a las 14:06
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      El baklava es un dulce árabe de origen un poco controvertido. Según la wikipedia se cree que su origen se remonta a la antigua mesopotamia, osea, la hostia de antiguo. Yo lo he comido tanto en restaurantes griegos como libaneses y estoy segura de que puede encontrarse en muchos otros.



      El tema, la verdadera cuestión que aquí nos ocupa, es que están QUE TE MUERES DE BUENOS. Si tuviera que ponerlos en un ranking creo que sin cortarme un pelo lo situaría entre mis tres favoritos del mundo mundial. De verdad, son de esas cosas que te hacen poner los ojos en blanco a cada bocado y suplicas que por favor no se te acabe el microtrozo que te acabas de poner porque son bastante contundentes y tienes que dejarle a los demás...y por dentro lloras porque lo que quieres es comerte toda la bandeja así te vaya la vida en ello. ¿Os he transmitido lo delicioso que es? Pues son aún más deliciosos que eso.

      Vamos a ello. Os pido disculpas porque no saqué fotos de proceso porque soy un desastre y me acordé de que quería sacar fotos cuando ya lo tenía en el horno. Sep. Lerdis. Así que solo tengo del resultado final, pero no os preocupeis que hasta un mono podría hacerlos. Lo más dificil de todo es encontrar la pasta filo. Yo la compré en alcampo. Y sé que también están en el corte inglés.

      Ingredientes:

      - Un paquete de pasta filo (18-20 láminas)
      - Mantequilla sin sal (yo usé como medio paquete de 250 gr)
      - Un paquete de nueces.
      - Un paquete de pistachos. (Creo que tanto las nueces como los pistachos eran paquetes de 200 gr y los puse enteros)
      - Azúcar.
      - Canela.
      - Miel.
      - Agua.
      - Un trozo de cáscara de naranja.
      - Un trozo de cáscara de limón.


      Como hacerlos:

      - Lo primero que vamos a hacer es el relleno. Para ello pelamos los pistachos (yo no los conseguí pelados pero si los encontráis, pues eso que nos ahorramos) y los ponemos en una picadora o, como yo hice, en la batidora americana. El problema de hacerlo en la batidora americana es que queda todo bastante molido, pero a mi no me importa porque los sabores quedan muy bien repartidos, pero si preferís trocitos más grandes, a la picadora. Añadimos las nueces, un par de cucharaditas de canela (un poco al gusto), dos cucharadas de azúcar, y picamos. Reservamos.

      - Ponemos la mantequilla en un cuenco y la derretimos, por ejemplo en el microondas.

      - Precalentamos el horno a 180 ºC.

      - Ahora vamos a montar los baklavas. Cogemos un molde rectangular o cuadrado, si es grande mejor, si no es muy grande podemos cortar la pasta filo de manera que cuadre, o dejar que sobresalga por los lados, como hice yo, que queda bastante bonito. Yo le puse papel de horno en el fondo del molde para poderlo desmoldar facilmente luego. Sobre el papel de horno ponemos la primera hoja de pasta filo, y con un pincel, la pintamos con la mantequilla derretida. Bien por todos lados. Ponemos la segunda hoja encima de la primera, y también la pintamos. Ponemos la tercera, pintamos. Así hasta que hayamos puesto la mitad del paquete, unas 10 hojas. Pintamos esta última hoja y ponemos el 90% del relleno de frutos secos que habíamos reservado. El otro 10% lo reservamos para adornar. Ahora ponemos una nueva hoja de pasta filo encima del relleno y presionamos un poco. Pintamos con mantequilla. Terminamos de poner todas las hojas pintando sobre cada una de ellas. Al final pintamos la última capa y espolvoreamos con el resto de frutos secos. Con un cuchillo bien afilado, cortamos el baklava crudo en porciones, ya que la pasta filo queda súper crujiente al salir del horno, y si no lo cortamos antes, lo vamos a destrozar después. Además por las líneas de corte entrará el almíbar y penetrará hasta todos los rincones matándonos de amor. Metemos en el horno durante apróximadamente media hora. Si se nos dora demasiado rápido podemos bajarle la temperatura a 150ºC para que termine de hacerse bien por dentro. Cuando esté bien dorado por todos lados, lo podemos sacar.

      - Mientras el baklava está en el horno, preparamos en almíbar. En un cazo ponemos la misma cantidad de miel que de agua mineral, yo puse como un 3/4 de vaso de nocilla de cada. Añadimos la cáscara de limón y naranja, removemos y dejamos que hierva todo durante unos diez minutos. Seximente. Apartamos del fuego. En la red hay almíbares mucho más elaborados, con agua de azahar, y otros ingredientes, pero este es el que hace Arzak, y a mí me parece que para lo sencillo que es es lo suficientemente deliciosisimo. Y la prota es la miel, que es lo que me parece que hace de este dulce algo increíble.



      - Cuando hemos sacado nuestro baklava del horno vertemos por encima el almíbar y lo guardamos en la nevera. Como mejor está es de un día para otro, pero supongo que con unas horas ya estará bastante delicioso.



      - El último paso es como siempre orgasmear, o presumir, si es que lo habéis llevado a alguna fiesta.





      viernes, 11 de enero de 2013

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      Galletitas de merengue y chocolate

      En el horno gracias a Pétalo a las 20:18
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      Estoy en examenes. Y muy, muy, ansiosa con la comida, que es un efecto colateral de estar sentada estudiando aburrida cual mona. La cuestión es que en mi cruzada personal contra los kilos no entra el estar satisfaciendo mis ansias sin ningún tipo de control ni consecuencia, como piensa mi cerebro. Además tengo una filosofía y es que uno no puede aislarse completamente de la comida rica, por muy a dieta que estés. Que vida tan triste, tan gris, no poder comerte absolutamente nada dulce, nada rico. Y además no me funciona, porque me pongo a darle vueltas a las ganas que tengo de comerme algo, y me obsesiono y acabo mandandolo todo a la mierda y poniendome hasta el culo de alguna porquería, en plan bulímica. Así que hace tiempo que pasé de esas restricciones, considero mucho más sano acostumbrarte a integrar esas cositas en tu dieta en cantidades razonables, o como pequeños premios. Y sobre todo, intentando que sean lo menos calóricas posibles. Así que no paro de intentar inventar la pizza light, la tortilla light, las tortitas light. Aceptemoslo, no es lo mismo que las no light. Pero en lo que las haces y te las comes se te pasan las ansias, te sientes mejor contigo misma y no tienes que martirizarte luego. Así que hoy os traigo una recetita bastante light, y espectacular!
      Analicemoslo, por qué es light? Bueno, para empezar es merengue. Y el merengue qué es? Claras de huevo! Con azúcar, vale, pero veréis que le vamos a poner poquísima. Y qué más tiene el merengue? AIRE! Muchísimo aire! El aire no engorda, queridas. Además el cacao que he utilizado es sin grasa y sin azúcar. Perfect. Vamos allá.
      Como plus, es una receta que se hace en 15 minutos. Solo mancha UN bol. Punto.

      Ingredientes:

      - 4 claras de huevo.
      - 1/3 de taza de azúcar.
      - 2 cucharaditas de cacao en polvo.
      - Almendritas picadas al gusto ( si le ponéis medio kilo ya no es light).
      - Unas gotitas de esencia de vainilla (opcional).
      - También podéis ponerle gotitas de chocolate pero yo pasé.

      Preparación:

      - Precalentamos el horno a 15O grados. Preparamos una bandeja de horno con papel de horno.
       - Ponemos las claras en un bol. Para estas cosas me gusta usar uno metálico frio, las claras estaban recién descongeladas así que también estaban frias, todo es mejor frio. El bol primero lo limpie con unas gotitas de limón y una servilleta para asegurar que no hubiera absolutamente nada de grasa. Y le damos con la batidora de varillas electrica.


              - Cuando las claras estén espumositas y blancas añadimos el azúcar poquito a poco, sin dejar de batir, hasta que quede así:



      - Ahora espolvoreamos por encima las dos cucharaditas de cacao, o más si queréis, las almendritas picadas y las gotitas de esencia de vainilla. Y lo integramos todo, con amor, cuidado, y movimientos envolventes. Si le damos mucha caña se nos irá todo el aire y se nos bajará el merengue. Tampoco hace falta que esté super bien mezclados, queda bastante mono que una vez horneados tengan manchitas blancas.



      - Con dos cucharitas formamos bolitas en la bandeja del horno y las metemos a hornear durante 45 min. Si las queréis crujientes por fuera pero blanditas por dentro, las sacáis y las ponéis a enfriar en una rejilla. Si las queréis bien sequitas y crujientes, podéis apagar el horno y dejarlas dentro hasta que el horno se enfríe.






      Y luego os las coméis, disfrutando de su inexistente peso y de su ligereza en la boquita. Ideales, cariñosas, preciosas y guilty free galletitas de merengue y chocolate:




      Receta original (con aporte calórico calculado y todo), aquí.

      martes, 6 de noviembre de 2012

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      Blondies de manzana, avena y especias

      En el horno gracias a Inés a las 20:38
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      Es otoño. Y eso significa: mantita, bebidas calientes, libros y dulces especiados con manzana. O al menos eso significa para mí.

      Así que, este fin de semana decidí que necesitaba hacer galletas de avena y manzana. Recordé que hace un par de años marqué esta receta de Joy the Baker y tachán, ya tenía un plan.



      Cómo no, no pude dejar la receta tranquila y al ver la textura de la masa en la primera hornada de galletas, decidí que lo mejor era reconvertirla en blondies. Y tenía toda la razón porque:

      1) Estaba vaga y hacer los blondies es muuuuuucho más rápido que hacer tres hornadas de galletas (salen unas 24 galletas -- ocho por hornada -- o una bandeja de 16 blondies hermosotes).
      2) Las galletas de avena me apasionan, sí. Pero al ponerle manzana (quizás porque le puse el doble de lo que pedía la receta original), la textura chupi de las galletas se pierde en un par de horas por la humedad de la manzana.
      3) Permite añadir una capita de azúcar con canela por encima que se carameliza en el horno y OMG!

      Así que, yo os recomiendo hacer la receta en modo blondies. No os voy a obligar, ni nada...

      ¡¡¡PERO HACEDLOS!!!


      Ingredientes:

      • 115g de mantequilla en pomada
      • 100g de azúcar moreno
      • 100g de azúcar blanco
      • 1 huevo
      • 125g de harina
      • 120g de copos de avena (yo usé quick-cooking)
      • 1/2 cucharadita de levadura
      • 1/2 cucharadita de sal
      • 1/2 cucharadita de bicarbonato sódico
      • 1 cucharadita de canela molida
      • 1/2 cucharadita de nuez moscada molida
      • 1/4 cucharadita de jengibre molido
      • 1 cucharadita de extracto de vainilla
      • 1-2 manzanas picadas en cubitos (reinetas, fuji, granny smith, las que os llamen; yo las hice con una variedad francesa cuyo nombre no recuerdo; algo ácidas y muy jugosas, pero aguantan bien la cocción).
      • Azúcar (2 cucharadas, aprox.) y canela (al gusto) para espolvorear por encima

      Preparación:

      • Precalentar el horno a 175ºC. Forrar el molde con papel de hornear (sin engrasar ni nada, no hace falta).
      • En un bol, mezclar la harina, los copos de avena, las especias molidas, la sal, la levadura y el bicarbonato.
      • Aparte, batir la mantequilla con los dos tipos de azúcar hasta que esté cremosa. Añadir el huevo y la vainilla.
      • Incorporar la mezcla de harina y la manzana.
      • Echar en el molde y extender en una capa homogénea.
      • Espolvorear con azúcar con canela y hornear unos 20-25 minutos.
      • Dejar templar antes de desmoldar.
      • Cortar en cuadraditos y servir (templados con nata o helado tienen que estar de morirse).
      • Si vais a hacer galletas, antes de hornear, dejar reposar en la nevera al menos 4 horas antes de hornear (sobre papel de horno o silpat, unos 10-12 minutos).


      [Perdón por el balance de blancos en las fotos; no sé qué le pasa a mi cámara que últimamente con luz artificial hace cosas raras, aunque le ponga qué tipo de iluminación es.]

      lunes, 8 de octubre de 2012

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      Sopas de ajo o sopa castellana

      En el horno gracias a Yamane a las 9:00
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      Llega el fresquito y se empiezan a agradecer platos calientes, como las sopitas. Es tremendamente reconfortante tener un platito de caldo calentito y humeante cuando fuera hace fresco.

      Hoy os voy a poner una receta de toda la vida, y tremendamente fácil y rica. Las sopas de ajo, o sopa castellana. Deliciosa, prometido.


      Ingredientes para dos, aprox.:


      • un par de hojitas de laurel
      • 4 dientes de ajo
      • 6-8 rebanadas de pan duro (si es del día tampoco pasa nada, comprobado)
      • jamón serrano
      • pimentón dulce (si os gusta picante, adelante, yo prefiero que no)
      • caldito, o, en su defecto, agua y cubitos de carne. Yo la hago con cubitos casi el 100% de las veces, pero justo esta última tenía un poco de caldo hecho. As you wish, pero os aseguro que con agua y cubito es más que suficiente, a mí es como más me gusta. Cuestión de costumbres.
      • 1 ó 2 huevos por persona (según hambre)


      Preparación:


      1. Empezamos pelando los ajos y poniéndolos a dorar en una cacerolita, a fuego bajo. Los podéis trocear. Yo los dejo enteros porque luego no me gusta comérmelos y así es más fácil pescarlos después. Echáis también el laurel. Ojo que no se doren mucho los ajos, porque amargan. Si el laurel se tuesta mucho, lo sacáis.
      2. Añadís el jamón troceado y rehogáis un poco, que se mezclen bien los sabores.
      3. Cuando el ajo esté doradito, lo sacáis y lo reserváis, para que no se queme, junto con el jamón. 
      4. Añadís las rebanadas de pan (yo las partí por la mitad) y las tostáis en el aceitito. 
      5. Se aparta la cacerola del fuego, se espolvorea con pimentón (al gusto) y se da unas vueltas. Esto se hace con la cacerola apartada del fuego porque el pimentón se quema con mucha facilidad y puede dejar mal sabor.
      6. Volvéis a poner al fuego y añadís el caldo o el agua con cubito de carne. Un poco a ojo, sorry. Depende de la cantidad que queráis sacar. Echáis también los ajos y el jamón que estaban reservados.
      7. Dejáis cocer unos minutos a fuego lento, unos 5 ó 10.
      8. Separáis las claras de los huevos de las yemas, y echáis solo las claras en la cacerola. Se mueve bien para que se cuaje.
      9. Tras unos minutos más ya estará lista. Se sirve en cuencos o en cazuelitas de barro (poco prácticas para comer en el sofá, aunque se supone que es la forma mejor de servirla) y se echan una o dos yemas de huevo dentro. A la hora de comer, se rompe la yema para mezclarla con la sopa... una fucking maravilla. 


      ¡Que aproveche!

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