sábado, 27 de abril de 2013

13

Baci di dama

En el horno gracias a Inés a las 0:34
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Esta receta la tenía marcada desde que la leí en el blog de David Lebovitz (que es, para mí, uno de los "gurúses" de la cocina en general y de la repostería en particular). Y la tenía marcada porque es naturalmente sin gluten (aunque os pongo también una variación no apta para celíacos), y me parecía ideal para enviárselas a la prinzeza azul (M.) de Molinos, para celebrar San Huevo Frito. Al final, por cuestiones de logística, tuvo que ser un poco más tarde, pero sirvió para celebrar también la publicación del libro de Moli (¡yay!).

A lo que vamos. La receta es prácticamente idéntica a la que publicó David Lebovitz y no pensaba subirla precisamente por eso (de ahí que haya pocas fotos). Pero H@n me dijo que la subiera y dado que tengo algunas notas que igual os resultan útiles, pues nada, aquí estamos. En cualquier caso, para las fotos paso a paso, os recomiendo que os paséis por la entrada original, enlazada ahí arriba, al principio del todo.

Antes de pasar a la receta, tengo que explicaros qué son los Baci di dama. Para los que sepáis algo de italiano, sabréis que "baci di dama" se traduce por "besos de dama". Y son unas galletas muy crujientes de avellana sandwicheadas (¡alerta palabro!) con chocolate. El sabor es parecido a la nutella, pero con mucho más sabor a avellana (o eso, o yo me quedé corta con el chocolate). Y son distintas a cualquier otra galleta que yo haya comido en mi vida. Y conviene que lo tengáis en cuenta, porque aunque son riquísimas, llevan trabajo (sin ser difíciles) y si después de todo, resulta que no os gusta la textura... [1] Pues eso.



Ingredientes:

  • 140g de avellanas tostadas y molidas [2]
  • 140g de harina de arroz [3]
  • 100g de mantequilla en pomada
  • 100g de azúcar (gracias, María, por señalar el olvido)
  • 1/2 cucharadita de sal
  • Agua helada (quizás os haga falta, quizás no; a mí me hizo falta como os cuento un poco más abajo)

Ingredientes para el ganache: [4]

  • 60g de chocolate negro
  • 30g de nata para montar

Preparación:

  1. Mezclamos la harina de arroz con la sal y las avellanas.
  2. Añadimos la mantequilla en trozos y el azúcar.
  3. Amasamos hasta que logremos una masa suave. Si veis que no coopera, que no acaba de ligar más allá de la fase de textura como de arena mojada, hay que añadir agua helada cucharada a cucharada, amasando bien entre medias para no pasarnos con el agua.
  4. Dividimos la masa en cuatro y formamos rollitos largos de unos 2cm de diámetro.
  5. Refrigeramos un par de horas
  6. Precalentamos el horno a 160ºC y preparamos una bandeja de horno con papel de hornear.
  7. Sacando sólo un rollito de la nevera cada vez, hacemos bolitas de unos 5g de peso. Yo lo hice a ojo y me quedaron un poco demasiado grandes. Pensad que os tienen que salir unas 90 bolitas (a mí me salieron 78).
  8. Colocamos en la bandeja, sin dejar mucho espacio entre ellas, ya que no se extienden apenas (y sólo se aplanan por abajo durante el horneado; el objetivo es que queden como semiesferas)
  9. Horneamos entre 10 y 14 minutos (hasta que justo empiezan a tostarse).
  10. Dejamos enfriar totalmente antes de rellenar.


Preparación del ganache y montado final:

Un pequeño ejército de besos viajeros
  1. Picamos el chocolate más o menos finamente y lo reservamos en un bol que aguante el calor.
  2. Calentamos la nata hasta que esté justo a punto de hervir y la vertemos sobre el chocolate.
  3. Lo dejamos reposar un minuto y removemos sin batir hasta que se homogeinice. [5]
  4. Emparejamos las galletas por tamaños, poniendo la mitad boca arriba.
  5. Ponemos 1/2 cucharadita (aprox.) de ganache sobre cada galleta boca-arriba.
  6. Colocamos sus parejas encima y las dejamos reposar a temperatura ambiente hasta que el ganache cuaje (un par de horas)

Y sólo queda disfrutar. Para reviews, tendréis que preguntar a la Moli, a la princeza M., o a Yamane, que también recibió unas pocas por su cumpleaños.

[1] Le pasó a mi compañera de despacho, por eso os aviso.
[2] Podéis comprar las avellanas crudas, tostarlas en el horno a 190ºC unos minutos (hasta que empiecen a desprender aroma). Según salen del horno, las frotáis con un paño para que se desprenda parte de la piel y las dejáis enfriar. Una vez frías, con el accesorio picador de la batidora, las trituráis, pero ojo, no os paséis, que no queréis hacer mantequilla de avellana. Si no queréis tanta historia, podéis comprar las avellanas ya molidas y, o bien usarlas tal cual, o bien tostar un poco la harina en el horno.
[3] Yo usé harina de arroz glutinoso (y no, aunque tenga ese nombre no tiene gluten -- el nombre es porque es peguntosa), que era la que tenía en casa de cuando hice daifuku mochi. Si no encontráis harina de arroz, podéis usar harina de trigo normal y corriente (mismo peso) pero entonces NO serán besos aptos para celíacos. Ojito con eso.
[4] David Lebovitz usa chocolate fundido sin más, pero teniendo en cuenta la textura de las galletas, en mi opinión, el ganache va mejor.
[5] El ganache es un poco como magia, ya veréis, ya.


miércoles, 24 de abril de 2013

15

Muffins de fresa y ricotta

En el horno gracias a Inés a las 9:00
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Lo prometido es deuda y aquí la receta de muffins primaverales que os prometí el otro día.



Estos muffins los hago todas las primaveras, en cuanto el fresón empieza a estar razonable de precio porque siempre salen buenísimos y, para mí, concentran la felicidad primaveral en un formato compacto (y razonablemente sano). Son unos muffins súper tiernos y ligeros, jugosos y con el sabor reconcentrado de las fresas al haberlas cocinado. Son de mis favoritos, la verdad.


Sé que congelan estupendamente (porque lo he hecho) y, aunque normalmente no los envío por correo por lo tiernísimos que son (y porque me fío poco de las fresas), ésta vez he probado. Y aquí estoy comiéndome las uñas pensando si llegarán bien o no. [1] Cuando tenga noticias del destinatario, avisaré oportunamente de si son aptos o no para el envío. En cualquier caso, si los hacéis, os aviso de que es difícil resistirse al olor. Y no me sorprendería nada de que os comierais dos o tres aún templados del horno.

El libro del que saqué la receta [2], aparte de ponerles más azúcar, sugiere servirlos con una crema inglesa. Pero ni os molestéis, la verdad. No merece la pena. Mucho mejor desayunarlos un día de esos que empiezan torcidos, quizás de camino al curro. Así, hasta los lunes empiezan mejor.


Ingredientes (para 12 muffins):


    • 260g de harina
    • 2 cucharaditas de levadura
    • 1/2 cucharadita de sal
    • 1/2 cucharadita de bicarbonato
    • 200g de fresón picado en trozos pequeños (no diminutos, no sé, en torno 1cm o 1.5cm)
    • 160g de azúcar (más algo de azúcar adicional para espolvorear)
    • 250g de ricotta (la receta original sugiere yogur y también salen genial)
    • 1 huevo
    • 100ml de aceite de sabor neutro (yo suelo usar de oliva suave o de girasol)
    • 1/2 cucharadita de extracto de vainilla
    • 1 cucharada de vinagre (yo recomiendo de manzana mejor que de jerez) [3]



    Preparación:


        1. Precalentamos el horno a 180ºC. Preparamos un molde con pocitos de papel y/o lo engrasamos ligeramente.
        2. En un bol, mezclamos todos los ingredientes secos (harina, levadura, sal y bicarbonato) y las fresas. [4]
        3. En otro bol, batimos el resto de ingredientes hasta homogeneizar.
        4. Incorporamos los ingredientes secos a los húmedos con una espátula y sin batir. Como siempre digo, mejor que queden algunos rastros de harina que no pasarnos batiendo.
        5. Repartimos en los moldes, espolvoreamos un poquito de azúcar encima de cada uno y horneamos 20-25 minutos (hasta que estén dorados y al pincharlos con un palillo, éste salga limpio).
        6. Dejamos templar [5] y desmoldamos. 


      Pues nada, eso es todo por hoy. Pero no he acabado ni de lejos con las recetas pendientes.


      [1] Los de limón también viajaron, pero de esos me fío más, la verdad. Al no tener nada húmedo expuesto (salvo la lemon curd, que es una conserva), no creo que corran el riesgo de llegar con "pelito". Con las fresas, nunca se sabe, igual me juegan una mala pasada.
      [2] Libro hortera donde los haya, pero las recetas son muy decentes en general.
      [3] El vinagre nos interesa sobre todo si usamos ricotta, para que reaccione con el bicarbonato. Con el yogur, hace menos falta (que ya es ácido), pero tampoco está de más y no se nota en el sabor.
      [4] Al mezclar las fresas con la harina, evitamos que se nos vayan al fondo del todo durante el horneado.
      [5] En este caso, lo de dejarlos enfriar es porque las fresas básicamente se funden en el horneado y, si no esperamos, podemos aplastar los muffins un poco. Tampoco os vais a morir por esperar un poco, ¿no? Y sí, sé cómo huelen, no hace falta que vengáis a contármelo. Si no vais a esperar, que sepáis que con helado de vainilla o con nata montada (de la de verdad, no la de spray) están de morirse. Pero, como ya os he dicho, no les hace falta ningún adorno.


      domingo, 21 de abril de 2013

      8

      Muffins de limón y chocolate blanco

      En el horno gracias a Inés a las 23:32
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      Por unas cosas o por otras, llevo mil sin postear. Lo siento. Pero he decidido redimirme y quiero subir las mil millones (¿exagerada yo?) de recetas que tengo pendientes en las próximas semanas. Espero que mis co-bloggers no me maten por ello.



      Para empezar, unos muffins un poco especiales [1]. No porque sean complicados, sino porque la combinación de sabores (limón y chocolate blanco) no es habitual. ¡Aunque debería serlo! Porque está buenísima.


      Un par de recomendaciones antes de pasar a la receta:

      1. Como para todos los muffins, una vez que incorporamos los ingredientes secos a los húmedos, no conviene pasarse removiendo. ¿Por qué? Porque si lo batimos o lo removemos en exceso, se acaba formando gluten, haciendo que los muffins resultantes queden más gomosos y firmes, que no es lo que buscamos. Queremos muffins tiernitos y con un ligero crujido en la parte de arriba (o muffin top), de ahí que para mucha gente la parte de arriba sea su favorita.
      2. Para evitar que tengáis que limpiar el horno, no hagáis como yo y poned un poco de papel de aluminio debajo del molde de magdalenas que utilicéis (que sobresalga por los bordes). Trust me, lo agradeceréis.

      Y ya, sin más, pasamos a la receta. 

      Ingredientes (para 12 muffins hermosotes):
      • 100g de mantequilla fundida
      • 250g de harina
      • 1 cucharadita de levadura [2]
      • 1/2 cucharadita de sal [2]
      • 1/2 cucharadita de bicarbonato [2]
      • 2 huevos
      • 150g de yogur (o, si no queréis gastar un yogur y un poquito, 125g de yogur + 25g de leche)
      • 150g de azúcar
      • Ralladura de 1 limón
      • Zumo de 1 limón pequeño
      • 120g de chocolate blanco (en gotas o picado)
      • Lemon curd (menos de 1/2 cucharadita por muffin)

      Preparación:

      1. Precalentamos el horno a 200ºC. Preparamos un molde de 12 magdalenas con pocitos de papel o lo engrasamos muy bien. [3]
      2. En un bol, mezclamos la harina con la levadura, la sal, el bicarbonato y el chocolate blanco. Reservamos.
      3. En otro bol, batimos el resto de ingredientes hasta homogeneizarlo. No os molestéis en sacar las varillas eléctricas, para una receta de muffins nunca merece la pena. Un poquito de brazo y en un minutillo, listo.
      4. Incorporamos los ingredientes secos a los húmedos con una espátula, sin batir. No os preocupéis si quedan algunos restos de harina sin incorporar, mejor eso que pasarse.
      5. Repartimos en los pocitos.
      6. Sobre cada muffin, vertemos algo menos de 1/2 cucharadita de lemon curd, que se caramelizará durante el horneado (y probablemente, parte se salga --- a mí me pasó, por eso lo de poner papel de aluminio debajo). [4]
      7. Hornear unos 18-20 minutos, hasta que estén dorados y al pincharlos con un palillo o cuchillo afilado, éste salga limpio.
      8. Dejar templar antes de desmoldar, que las quemaduras de caramelo son muy chungas y la lemon curd es básicamente caramelo con sabor a limón al salir del horno)




      Y nada, eso es todo. En un par de días, otra receta de muffins muy primaverales.

      Sí, los próximos, esos que se intuyen alrededor de los de limón

      [1] Lo habréis notado en el post, pero para mí, "muffin" es masculino. "Cupcake", por otro lado, es femenino en mi mente. My mind works in misterious ways. Y sí, muffin. Que no es lo mismo que magdalena ni en preparación, ni en ingredientes, ni en textura, ni en nada. Que todo (incluyendo las cupcakes) tenga la misma forma (más o menos) y se haga con los mismos pocitos y en el mismo molde no significa que sean lo mismo.

      [2] En realidad, la levadura, bicarbonato, sal y especias van siempre a ojímetro en mis recetas. Pero se corresponden más o menos a esas cantidades.

      [3] En mi caso, como he usado unos pocitos más bajitos de lo habitual, he engrasado el molde por si acaso. Y menos mal. Porque si no, a ver quién hubiese podido desmoldarlos.

      [4] Si no tenéis lemon curd, podéis espolvorear un poquito de azúcar por encima. No serán tan de limón, pero quedarán ricos igual.







      martes, 16 de abril de 2013

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      Atún en adobo

      En el horno gracias a Pétalo a las 12:33
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      Bueno, para no perder las buenas costumbres y el ritmo publicador, hoy os traigo una receta sencillita, típica, y un poco distinta. Imagino que no es exclusivamente una receta canaria pero lo cierto es que es una recetilla bastante típica de por aquí. Al menos en casa yo la he comido toda la vida, y al buscar en google casi todas las recetas que me salen son de gente de las islas. Y cuando en andalucía pido cazón en adobo no es así, es rebozado, así que supongo que en cada sitio tendrá sus variaciones.
      Es curioso porque es una de las recetas estrellas de mi madre, y a mí nunca me ha hecho especial ilusión. Y es que el atún es muy traicionero, se queda seco como una alpargata en cuanto te das la vuelta, y mi madre tiene tendencia a amar las cosas secas, la carne churrucadisima, el pescado rollo esparto, las tortillas que parecen pergamino...le dan asco las cosas crudas, el problema es que no sabe lo que es "crudo".  El tema es que eso, una receta típica de tu madre que nunca ha sido tu gran ilusión, de repente te encuentras fuera de casa y te entra un antojazo del atún en adobo de tu madre que TIENES, NECESITAS hacerlo. Y un día en el mercadona vi unos lomos de atún rojo (que no es el que mi madre usa) congelados, y me dije "pues me van a hacer el apaño". Y oye, todo un exito. Mi novio llegó ese día del trabajo olfateando desde el ascensor y salivando de lo bien que olía. Así que allá vamos!

      Ingredientes:

      - Atún
      - Una cabeza de ajos
      - Vino blanco (o agua)
      - Vinagre
      - Sal
      - Orégano
      - Una ramita de romero
      - Una hojita de laurel
      - Aceite de oliva
      - Comino
      - Pimentón

      Preparación:

      Lo primero que tenemos que hacer es preparar el adobo, y lo haremos un poquito a ojo. En un mortero majamos los ajitos con una cucharadita de sal gorda, añadimos las especias sin abusar ni del comino ni del pimentón, añadimos un chorrito de vinagre, un buen chorro de aceite y un vaso de vino blanco, aunque si no tenéis podeis ponerle un poco más de vinagre y agua. Lo mezclamos todo bien, ponemos el atún en un bol y vertemos por encima el adobo. Pinchamos con un tenedor un poquito los lomos para que penetre mejor el adobo y añadimos la ramita de romero y la hoja de laurel. Lo tapamos con film y lo metemos en la nevera hasta el día siguiente.



      Al día siguiente ya lo único que nos queda es pasar los lomos por la sartén vuelta y vuelta (sin pasarnos porque se seca como un condenado).


      A continuación les echamos por encima el adobo y los dejamos cocer en él, un hervor y luego bajamos el fuego y lo dejamos unos cinco minutos con la sartén tapada. Y listo para comer. 





      Como veis en la foto a mí me salió muchisimo adobo para dos lomos de atún, y ya estaba pensando en como reutilizarlo...pero no hizo falta. Vamos, que entre el pan y las papas sancochaditas (patatas cocidas) de acompañamiento no quedó ni rastro del adobo. Quedó delicioso y nada seco. Que aproveche!


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